sábado, 8 de febrero de 2014

Boquetes de Jan

 
  
 
Kingscote, Kangaroo Island      Noviembre   2013  AUSTRALIA
 
Hoy es el último día en la isla. Hemos ido a pasear y me he encontrado una piñita en la playa. La he cogido y me he quedado impactada. La piñita tenía como si fueran piquitos de pajarito...me recordaban a la boquita de Jan el día que murió, cuando chillaba de dolor o de disconfort ... era un sonido desgarrador. No podía creer que un bebé pudiera chillar así.Ver sufrir a un hijo es muy duro pero si encima sabes que se está muriendo es insoportable.
 Cuando Julie ha acabado de hacer fotos hemos ido a una cala y , al subir por el acantilado, hemos entrado en un bosque . Era un bosque de casuarinas y la piñas estaban por todas partes, en los árboles,por el suelo...me ha impactado. Era como si todo el bosque chillara con la voz y la boquita de Jan.


 Sentía la necesidad de salir de allí pero, no podía. No se puede escapar siempre.


      
No ganarás nada deseando estar en otro sitio
o esperando a que llegue una situación mejor.
Mira lo que tienes y haz lo que puedas con ello.

 
                                                                                                              Jacob K. Javits
 
 
 
 
    Mucha gente , desde que he vuelto a escribir el blog, sobretodo después de ver el dibujo de la entrada anterior ("Aya Marcay Quilla") me pregunta si estoy bien.
   Hombre, bien del todo no estoy pero lo peor ya pasó . Si escribo ahora cosas tan oscuras es porque en esos momentos tan angustiosos no podía pero quería hablar de ellos y lo he hecho ahora que me encuentro mejor.
  Esa imagen (la del dibujo) la tenía en la cabeza desde hace tiempo pero no me sentía con ánimos de hacerlo.
 Me habéis dicho algunos que es desgarradora y me alegro porque es justo lo que quería transmitir.
    Supongo que es otra manera de reclamar mi derecho a estar triste.
Creo que he llevado todo esto muy bien, -yo misma me asombro- y ha habido momentos en los que he sentido que la gente , al verme bien , pensaba que no estaba sufriendo y tenía la necesidad de decirles que no se dejaran engañar...que no pensaran que no sufría...y con palabras no puedo expresarme bien.  Esa imagen es mi manera de decirles :
     -  No os engañéis, esto es lo que he sentido.
 
Cuando Jan tenía un par de meses (aún no teníamos malas noticias) le dije a Juan Luís una noche.
 - Si a Jan le pasa algo yo me muero.
En realidad creo que le dije que me suicidaría pero ha pasado lo peor que podía haber pasado y aquí estamos. No sabemos cómo vamos a reaccionar en situaciones tan extremas. No lo sabemos.
  Hemos aprendido muchas cosas...cuando Jan aún vivía yo le llamaba algunas veces "Jan el maestro" y la noche que murió cuando salíamos del hospital la sensación que tenía , y tuve durante los siguientes días , es que acababan de darme la lección más grande de toda mi vida.
   Y lo cambiaría todo por no haber aprendido nada y tenerlo aquí jugando conmigo.... eso no hace falta ni decirlo pero las cosas han pasado así y no puedo dejar que haya pasado esto y olvidar lo que he aprendido.
 
      Una mujer que también perdió a su hija me dijo que , curiosamente, ahora se quejaba menos que antes. Yo no me lo podía creer pero , es verdad, cuando has pasado algo así las cosas cobran otro sentido y pocas son ya las cosas que te parecen  importantes. De alguna forma te relajas pero sé que la rutina se instala con suma rapidez y que volvemos pronto a antiguos hábitos así que , en parte , escribo para no olvidar.  No puedo olvidarme de lo que ha pasado.
 
  
Escribo el blog porque hay cosas de las que necesito escribir, aunque sea con retraso. Quiero que la gente sepa por lo que hemos pasado. Tengo la esperanza de que si hay alguien que está pasando o ha pasado por algo pareceido, esto le pueda ayudar y quiero que la muerte y enfermedad de Jan no sean  un tema tabú. No quiero olvidarme de nada, ni siquiera del dolor.
 
 
 
 

Aya Marcay Quilla



Nunca pierdas a tu niño en tus brazos.
Nunca sufras tal dolor [...]

 

Ya no habrá dolor que pueda conmigo [...]
                                  
                                     Aya Marcay Quilla
                                           Víctor Heredia
 http://www.youtube.com/watch?v=gms4rcUW00g

miércoles, 5 de febrero de 2014

La palabra sin nombre

 

 Hablando un día con mi hermana ,  caímos en la cuenta de que no existe un nombre para un padre que ha perdido a su hijo.
  Pensé en escribir una entrada acerca de la falta de un nombre pero no podía creer que algo tan importante no tuviera un nombre así que , no fuera a ser que sí lo hubiera y simplemente yo no lo supiera, busqué un poco por internet y me encontré con un artículo de Menchu Gutiérrez llamado "Un nombre borrado".

    La muerte del hijo es seguramente una de las emociones negativas más terribles que puede padecer un ser humano. Sin embargo, el lenguaje parece de algún modo resistirse a nombrarla[...]

Hoy, esa palabra que no nació junto a otras, como "huérfano", esa que nombraría a la madre o al padre a los que les ha sido arrebatada la vida de un hijo, representa un terrible vacío del lenguaje.

 Jamás una palabra podrá ocupar el lugar del duelo, nunca podrá nombrar la clase de silencio dejado por el hijo; sin embargo, esa palabra inexistente, de la que hablamos aquí sin poder decirla, haría las veces de espejo, de representación. Y ese vacío hace pensar en el tabú del lenguaje, y en la forma en que esa palabra que no se dice está de algún modo más presente que otras que sí son pronunciadas.

 

    Esa sensación me ha acompañado a lo largo de toda la vida y muerte de Jan. La sensación de que , lo que no se dice, lo que no se nombra, de lo que no se habla ... acaba ocupándolo todo.
   Cuando me encontraba con alguna gente que sabía que Jan estaba enfermo (o muerto) y no me preguntaban me sentía muy incómoda y sé que ellos también. Notaba cómo su conversación era muy "rígida" y sus palabra muy medidas...todo por no preguntarme por Jan , por no causarme disconfort, por no decir algo que no tocaba...sin embargo lo que pasaba era todo lo contrario. Me molestaba ese silencio, ese intentar hablar de algo por no hablar de lo que todos estábamos pensando.
   Si me hubiesen preguntado todo hubiese sido más fácil.
 Y aprovecho para dar las gracias a tantísima gente valiente que sí preguntó.
Os estaré eternamente agradecida por sacarme de ese silencio.

 [...]y ya siempre conmigo,
 hijo, siempre conmigo,
 sólo el silencio donde la esperanza estaba".
                                        Walter de la Mare

[...]borrando huellas a mi dolor
silencio puro es mi corazón.
                      Doña Ubenza
              Chacho Echenique


 Ayer una amiga a la quiero mucho y que perdió su padre ahora hará poco más de un año me dijo que, el otro día , en un cumpleaños familiar hizo un brindis recordando a su padre.
   Acabaron todos llorando y su marido le dijo que " no calia " pero ella dijo que sí que "calia" porque faltaba él  y no podían hacer como si no pasara nada cuando todos lo echaban de menos.
    Estoy segura de que ese brindis , verbalizar el dolor que todos estaban sintiendo en esos momentos sirvió para sacar la pena y poder disfrutar el resto de la fiesta .


La Muerte Niña y el derecho de estar tristes

 
    [...] De mis recuerdos de amaneceres en casas de pueblos
 son los insomnios causados por contemplar desde la cama
 las fotografías en tamaño gigante de niños muertos colgados en la pared[...]
                                                                        Dr.Tiberio Álvarez
 
 
 

 
El ritual de la Muerte Niña.

(Extractos del artículo de Menchu Gutiérrez "Un nombre borrado")


Es conocido el extraordinario ceremonial que rodea la relación del pueblo mexicano y sus difuntos. Menos familiar, entre nosotros, es el Ritual de la Muerte Niña: una antigua tradición católica que celebra una prodigiosa transformación: la del niño muerto en ángel. El niño, salvado del pecado original por el bautismo pero sin tener aún uso de razón, muere sin haber conocido la maldad del mundo ni el pecado; y así, según esta creencia, Dios, lejos de castigar a unos padres, en realidad les estaría haciendo un regalo, el de ahorrar al hijo los estragos de una vida condenada al sufrimiento.

En algunos museos mexicanos se exhiben retratos de estos difuntitos [...] vestidos con sus mejores galas, velas encendidas en las cuatro esquinas del pequeño lecho, que se ha adornado con flores, con encajes y objetos preciosos; niños cubiertos de perlas, engalanados con exquisitas tiaras, coronas e incluso cetros; unos, con los ojos cerrados; otros, con los ojos abiertos pero con la mirada fija en la muerte. Pocas personas podían costear el retrato de un niño muerto; y estos retratos que tenían como misión conservar la memoria de los angelitos, pertenecen claramente a familias de una clase social muy elevada. Sin embargo, al aparecer la fotografía en el siglo XIX, el ritual cobra una nueva dimensión, se podría decir que, de algún modo, se democratiza. Familias de campesinos, de personas humildes pueden acudir al estudio fotográfico para congelar esa imagen del velatorio que les procurará un consuelo y que, además, desea ser celebración.

   De hecho, todavía hoy, en algunos pueblos de México continúa celebrándose este ritual, en el que suena la música de los mariachis, se tiran cohetes, y adultos y niños juegan y bailan en torno al cadáver del niño que se vela durante toda la noche. En la extraordinaria colección de fotografías que se conserva de este ritual, la madre, el padre y, a veces, la familia completa se retratan junto al niño muerto, convertido en el motivo de un verdadero altar: de nuevo, infinidad de flores cubren casi por completo a los niños vestidos de blanco, a los ángeles recién nacidos. Niños muertos a una vida y nacidos a otra. Las fotografías son de una belleza aterradora, pero, más aún que de los difuntitos, el ojo de la cámara queda prendido de la imagen de los padres. El ritual les obliga a no mostrar tristeza: Dios les ha hecho un regalo; sin embargo, el dolor de la pérdida es desgarrador. El mariachi interpreta el vals Viva mi desgracia. Esta contradicción absoluta del sentir se traduce en una mirada perdida; o, más exactamente, el retrato de la madre o el padre muestra una mirada suspendida. Porque, más allá de la muerte del niño, asistimos a la suspensión de la vida de sus padres, anulados en la contradicción de sus sentimientos.

Aquí tenéis el artículo completo:


    Y ésto , que puede parecernos tan fuerte, no debería de asombrarnos tanto pues muchas veces somos nosotros mismos los que nos arrebatamos el derecho a estar tristes, a otros y a nosotros mismos.
- ¡¡No llores que te pones fea!! ... - Sal , anímate!! , no lo pienses...
Y sí , no hay que dejarse vencer por el llanto pero hay algo terrible que ha pasado y necesitamos que salga, no se puede enmascarar...hay que abrazar la pena para poder deshacerse de ella.
Y si somos nosotros nos disculpamos por llorar o  nos escondemos para que no nos vean, nos aseamos para que nos se note que hemos llorado...

    Yo no lloraba. Hasta que Jan empezó con los problemas yo no lloraba , me costaba . Sentía el nudo en la garganta , me dolía la cabeza pero no podía llorar. Quería pero no podía.
    Sufría, sufría mucho pero no lloraba...¿para qué? es lo que aprendí... llorar no servía de nada, hablar no servía de nada... pero , por suerte, he tenido que desaprender muchas cosas.
  Porque en estos casos llorar es lo único que nos queda.
     
    Recuerdo el primer día que lloré. Habíamos ido a dar una vuelta con mi hermana y mis sobrinos, sabíamos que Jan tenía hipoplasia cerebral, entonces sólo sabíamos eso y hacía apenas unos días.
Al volver aparqué el coche, saqué a Jan del maxi-cosi, lo abracé muy  fuerte y las lágrimas salieron como una explosión. No se deslizaban por las mejillas, saltaban al vacío, caían sobre él, por todas partes, mi cuerpo se retorcía y tenía la sensación de que no podría dejar de llorar nunca.
   Al cabo de un rato , cuando ya no lloraba, sentí la liberación del llanto, la calma.
        El llanto reconforta.

     En toda esta historia una cosa que tuve claro desde el principio es que sin llorar no podría, sin hablar, no podría, sin compartir, no podría...y este blog lo he escrito porque sabía que sola no podía.

 

                                      El derecho de estar triste de los padres.


Los últimos días de Jan, íbamos de aquí para allá con ambulancias y traslados.
   Cuando se lo llevaron la primera vez yo estaba a su lado. 
Ese traslado significaba , básicamente, que se moría. Nadie decía nada pero era lo que pensaban.
  Entró un enfermero:
- ¿La mamá está bien?¿quiere una silla, un zumo, algo de comer?...
al papá ni mirarlo.
  El conductor de la ambulancia estaba a mi lado , hombro con hombro  con la carpeta y los papeles listos para firmar el traslado.  Juan Luis estaba al otro lado de la cama, de la camilla... a la otra punta de la habitación detrás de algunos enfermeros y auxiliares.
-Necesito aquí el DNI y la firma del papá-dijo
  Yo sé que Juan Luis nunca lleva el DNI así que le pregunté si no le servía mi firma.
Me dijo que sí y hicimos el traslado.
 Yo para mí pensaba, ¿qué pasa? ¿es que el padre no sufre?


   Unos días después, horas antes de que Jan muriera tomé esta foto. Mucha gente me dice : "es que para la madre es peor", "para el padre es diferente"... yo miro esta foto y me parece tan injusto!
    No me puedo creer que Juan Luis no haya sufrido como yo.

martes, 4 de febrero de 2014

Marree

                                                   
   
              Hay un hombre en el Outback Australiano del que sólo tengo buenas palabras.
               
                             No conozco hombre más generoso ni lugar más especial.

                           A Jan le puse su nombre porque quería que tuviese algo de él.








                                               En Marree me gustaba ir al cementerio .
 Hice la foto de una lápida.  Era de un bebé muerto hace ahora 100 años.




   La foto formaba parte de la colección de la expo que hice sobre Australia, evidentemente a sabiendas de que no se iba a vender, pero tenía que estar porque , después de haber vivido allí , sentía que esa foto expresaba muy bien lo que era la vida en el Outback.

     La foto no se vendió y ha estado todo este tiempo colgada en mi casa .He pensado mucho en esa lápida, en ese cementerio, en ese bebé y en sus padres y cuando volví a Marree esta vez , después de todo lo que hemos pasado , sentía la necesidad de ir a visitarla.


             (Aquí un fragmento de mi diario)


                                  Marree, South Australia          28 de Octubre del 2013
Ayer Jan hubiese cumplido un año. No puedo ni quiero pensar lo diferente que podría haber sido todo.No lo quiero pensar porque es un pensamiento que sólo me causa dolor[...]
 Mi idea era ir al cementerio a visitar la tumba de aquel bebé , pero no fui. Estábamos agusto en el Roadhouse charlando y pensé que hay que aprovechar los buenos momentos.
   He ido hoy. La senda que lleva al cementerio está al oeste de manera que , al atardecer, el sol se pone justo detrás y las lápidas a contraluz son una imagen terrible y hermosa.
  Cuando he llegado era casi de noche.



 
 
 
El cementerio de Marree está dividido en 3 partes; la europea, la afgana y la aborigen. Me gusta porque es muy simple, es plano y está en medio de la nada.
 En el desierto la muerte está más presente. Por lo menos yo , cuando salgo a pasear y veo las piedras, la planicie, el calor, el silencio...siento que aquí lo natural no es estar vivo.
  De alguna manera es como si aquí fuera más fácil aceptar la muerte [...]
 
A primera vista las tumbas pasan desapercibidas, sobretodo  en la parte afgana y la aborígen. La tumba de Mary es una tumba típica europea pero los afganos simplemente ponían un palo de madera a cada extremo y los aborígenes apenas un montoncito de piedras aunque con el paso de los años y la mezcla de culturas el cementerio no está tan definido como lo estaba y hay alguna tumba bastante curiosa.
  
Lo primero que he hecho ha sido buscar la lápida de Mary, la que fotografié.
Nada más verla se me ha caído el mundo encima. No la recordaba tan pequeñita (mediría un metro como mucho aunque en las fotos parece más grande) y ahora, sin plantas, parecía más abandonada.
   En cambio esta vez había flores  y una virgen que antes no estaba. Murió hace casi 100 años, ¿quién vendrá a visitarla?  seguramente alguien como yo, con un dolor parecido .
 
 
No sé por qué tengo tantas ganas de estar en el cementerio esta vez. Miento, sí que lo sé.
Fui muchas veces cuando estuve aquí pero ahora es una necesidad.
   Hoy quería convencerme de que es verdad eso de que los niños también mueren y no sólo mi Jan y sí...es verdad, el cementerio estaba lleno, era lo que más había y yo no podía parar de llorar.
 
 
                                    
 
      Como digo, a primera vista, pasan desapercibidas y , cuando etuve aquí había mucha más vegetación por las lluvias de aquel año. Además yo no había perdido un hijo así que no vi nada.
  Esta vez , en cambio,  he visto los montoncitos de piedras,  algunos sin nombre ni fechas , otros con pequeñas lápidas y me sentía desolada.
 - ¡Qué terrible!- pensaba y no podía parar de llorar.
 
 
 
Os paso un link del final de Dublineses de John Huston.
 
http://www.youtube.com/watch?v=z5trypRMVLU




 

 

  
  

When I see the world and I do not see my boy...

                                                                                                 Septiembre 2013
    
-        ¿Jan está muerto?

    Mi sobrino de 4 años no entiende nada. Ni él ni nosotros. Tenía entendido que moría la gente muy mayor pero su primo, tan chiquitín!!  ¿eso qué quiere decir?... ¿que también él puede morir en cualquier momento?.

  Es normal que tenga miedo.Yo también lo tengo.

 

  Hace unos años volví de Alemania después de haber pasado allí la Navidad. Estaba muy contenta pero al poco de llegar mi amigo, y compañero de casa por aquel entonces , me dijo:
   - ¡ Ha muerto Tony !.

 En un segundo pasaron por mi cabeza todos los Tony que conozco y pensaba :  " Por favor que sea cualquiera de esos pero no Tony, por favor,  que no sea  Tony”…pero era Tony.
     Me puse a temblar , pensaba que de frío pero me di cuenta de que temblaba de miedo.

  Esa imprevisibilidad de la muerte es aterradora.


 Cuando Jan dejó de sonreir yo empecé a hacerme a la idea de verlo morir, no pensaba que tan pronto pero sabía que lo vería morir (aunque estas cosas no se pueden saber) así que me pedí unos libros por Amazon sobre cómo sobrellevar la muerte de un hijo .
    Me llegaron el día que Jan murió, muy oportunos.

   Los devoré porque necesitaba consuelo urgente .Me fué difícil encontrarlos y alguno no lo leí ya que iban sobre Dios y a mí no me servían.
  Hubo uno que  me gustó mucho. Eran diálogos entre 14 madres que habían perdido a un hijo. Me gustó porque cada niño, cada madre, cada muerte era diferente…y los consuelos también lo eran. Lo que a unas les servía a las otras les atormentaba. Algunas se volvían creyentes otras renegaban de Dios… cada uno busca su camino, no hay otra…sin embargo todo es mucho más simple y en el día a día , la rutina del dolor  hace que todos seamos bastante parecidos.

 

  Decían  que todas las canciones parecían hablar de sus hijos…y sí , a mi me pasa. Es como estar enamorada ... las canciones, los poemas, los lugares…todo nos recuerda a ese alguien. A mi sobretodo me vienen a la mente poemas , películas y canciones .

  Me acordé otra vez de “El lado oscuro del corazón”. El personaje de la muerte me encanta y la escena en que Oliverio , el poeta , le reprocha que siempre va por gente joven… 

http://www.youtube.com/watch?v=5JtoSr7CC34
 

     […]muerte implacable,

           muerte inexorable,

            misteriosa muerte.[…]
 

   También recordé la película de John Huston "The dead" ( DUBLINESES) . La vi cuando tenía 15 años y no recordaba  más que un poema que me impactó y que copié en un papel. Aquí pongo el poema entero y la mejor traducción al español que he podido encontrar.
   (Os recomiendo que echéis un vistazo a los links)
           
      http://www.youtube.com/watch?v=z5trypRMVLU

               Promesas rotas
Es tarde. Anoche, el perro hablaba de tí.
El pájaro hablaba de tí en el profundo pantano.
Decía que tú eres el ave solitaria a través del bosque,
y que probablemente sigas sin pareja hasta que me encuentres.
Que me diste tu palabra y me mentiste,
y que estarías junto a mí cuando se reunieran los rebaños.
Te llamé con un silbido y trescientos gritos,
pero allí no había más que un corderillo balando.
Me prometiste algo difícil de conseguir: un barco de oro bajo un mástil de plata, doce ciudades, cada una de ellas con un mercado y un bello patio blanco al lado del mar.
Me prometiste algo que no es posible: que me regalarías unos guantes de piel de pescado, que me regalarías unos zapatos de piel de pájaro y un vestido de la mejor seda de Irlanda.
Mi madre me dijo que no hablara contigo, ni hoy, ni mañana, ni el domingo.
Pero eligió un mal momento para decírmelo:
fue como cerrar la puerta cuando ya habían robado la casa.

Tú me has dejado sin este.
Tú me has dejado sin oeste.
Me has dejado sin lo que había ante mí y sin lo que había detrás de mí.
Tú me has quitado la luna, tú me has quitado el sol también.
Y, (mi terror es inmenso):
tú, incluso, me has arrebatado a Dios







                                 Broken Vows
It is late last night the dog was speaking of you;
the snipe was speaking of you in her deep marsh.
It is you are the lonely bird through the woods;
and that you may be without a mate until you find me.

You promised me, and you said a lie to me,
that you would be before me where the sheep are flocked;
I gave a whistle and three hundred cries to you,
and I found nothing there but a bleating lamb.

You promised me a thing that was hard for you,
a ship of gold under a silver mast;
twelve towns with a market in all of them,
and a fine white court by the side of the sea.

You promised me a thing that is not possible,
that you would give me gloves of the skin of a fish;
that you would give me shoes of the skin of a bird,
and a suit of the dearest silk in Ireland.

It is early in the morning that I saw him coming,
going along the road on the back of a horse;
he did not come to me;
he made nothing of me;
and it is on my way home that I cried my fill.

When I go by myself to the Well of Loneliness,
I sit down and I go through my trouble;
when I see the world and do not see my boy,
he that has amber shade in his hair.

It was On that Sunday I gave my love to you;
the Sunday that is last before Easter Sunday.
And myself on my knees reading the Passion;
and my two eyes giving my love to you for ever.

My mother said to me not to be talking with you to-day,
or tomorrow, or on the Sunday;
it was a bad time she took for telling me that;
it was shutting the door after the house was robbed.

My heart is as black as the blackness of the sloe,
or the black coal that is on the smith's forge;
or as the sole of a shoe left in white halls;
it was you put that darkness into my life.

You have taken the east from me;
you have taken the west from me;
you have taken what is before me and what is behind me;
you have taken the moon,
you have taken the sun from me;
and my fear is great
that you have taken God from me!